Volvemos con nuestros artículos. En esta ocasión venimos a hablaros del programa específico de intervención penitenciaria llamado «Módulos de Respeto». El artículo ha sido escrito por Alberto Cordero Ruiz-Medrano, criminólogo especializado en Derecho Penal y Penitenciario y en Psicología Criminal y Jurídica, perito judicial del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Colegiado  del Colegio Profesional de la Criminología de Madrid y socio de CriminologyFair. ¡Vamos a leerle!

Programa específico de intervención penitenciario en España: Los Módulos de Respeto

Por Alberto Cordero Ruiz-Medrano
▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔

INTRODUCCIÓN:

El objetivo fundamental del tratamiento penitenciario reside principalmente en el conjunto de actividades directamente dirigidas a la consecución del fin principal de la pena: la reeducación y reinserción social. Para hacer efectivo este compromiso, la Administración Penitenciaria pone a disposición de los internos herramientas que les sirvan para mejorar su calidad de vida mediante actividades y programas. Todos los internos tienen el derecho a participar en estos programas, mejorando así sus capacidades laborales y sus habilidades sociales, con el objetivo de superar aquellos factores negativos (conductuales o sociales) que llevaron al sujeto a delinquir.

La Ley Orgánica General Penitenciaria de 1979, en adelante LOGP, recoge el término de tratamiento penitenciario en su artículo 59 como “conjunto de actividades directamente dirigidas a la consecución de la reeducación y reinserción social de los penados”.

Este objetivo resocializador también se encuentra recogido y fundamentado en el artículo 110 del Reglamento Penitenciario de 1996, en adelante RP, reuniendo una serie de elementos básicos para cumplir con los criterios generales del tratamiento penitenciario, siendo estos:

  • Empleo de programas y técnicas de carácter psicosocial orientadas primordialmente a mejorar las capacidades de los
  • Diseño de programas formativos orientados a desarrollar las capacidades, conocimientos y habilidades con el fin de compensar sus carencias y evitar la exclusión social, principal elemento motivador para cometer actos
  • Potenciar y facilitar los contactos del interno con su entorno social en el

Según Alarcón1 (1978), el tratamiento penitenciario consiste en “una acción individualizada, tendente a modificar favorablemente aquel sector de la personalidad del interno que influye, facilitando o provocando, su delincuencia o estado peligroso”. Se trata de un conjunto de medidas que pretenden lograr la reeducación y resocialización del interno. Se aplican de forma individual y tienen que ser aceptadas voluntariamente, sin que se vulneren los derechos del penado o conlleven sanciones disciplinarias o modificaciones regimentales.

Hoy en día, los Módulos de Respeto, en adelante MdR, resultan un sistema de convivencia efectivo y educativo fiable y se encuentran implantados en la gran mayoría de los centros penitenciarios españoles. Se trata de un sistema de clasificación que ha demostrado ser útil, realista y generalizable como modelo de convivencia en el interior del centro penitenciario. El objetivo fundamental reside en lograr un ambiente de máxima armonía y respeto entre los internos de dicho módulo.

Estar destinado en un MdR permite reducir el fenómeno de la “prisionización” o “institucionalización”. La prisionización fue un término acuñado por Clemmer2 (1940) y se refiere al grado en el que una persona recién ingresada en prisión asume los roles, costumbres y valores que son propios de ésta.

Los principales efectos negativos que desarrollarían los internos con el fenómeno de la prisionización serían:

  • Aumento del grado de dependencia de los internos de una prisión debido al excesivo control conductual al que se ven. La mayoría de las decisiones que toman en su día a día les son impuestas, alejándose de su propio control. Si evaluamos el “locus of control”3 de cada interno, observaríamos un notable desplazamiento de hacia el polo más “externo”, es decir, sus acciones no pueden ser controladas por esfuerzo y dedicación propios (Rotter, 1966)4.
  • Desvalorización de su propia imagen y disminución de la autoestima. El interno muestra una actitud negativa constante durante gran parte del periodo de su condena (Coopersmith, 1959)5.
  • Influencia negativa sobre la autoestima y la autopercepción del interno debido a la convivencia dentro de un “sistema social informal” (Smith y Hogan, 1973).
  • Aumento del autoritarismo de los internos: asunción y promoción de valores carcelarios (Baron, 1968)6.
  • Aumento en el nivel de ansiedad, inseguridad y frustración de los internos debido a las condiciones vida a las que son Según Sykes7 (1958), esta ansiedad surge de la privación de bienes y servicios, de las relaciones heterosexuales, de la seguridad y de la propia autonomía del interno.

PROGRAMA DE MÓDULOS DE RESPETO:

Como antecedente histórico, los MdR se crearon en el Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas (León) en el año 2001 gracias al estudio y participación de José Manuel Cendón Silvan8, Esteban Belinchón Calleja9 y Henar García Casado10.

La residencia en estos módulos implica tener una conducta positiva y una participación activa en un programa de tratamiento. Todos estos cambios asegurarán en el futuro la adecuada reeducación y reinserción del interno en la sociedad. En general, suele ser un ambiente tranquilo, residido por compañeros solidarios. Se resumiría como una manera más digna de residir en un Centro Penitenciario. Buen trato entre los internos, creando un clima de confianza y seguridad también con los propios funcionarios y profesionales de tratamiento.

En estos módulos hay actividades muy diversas, todas ellas expresamente orientadas a la reinserción y resocialización del interno: talleres (de música, de manualidades), actividades educativas repartidas en tres turnos (dos por la mañana y uno por la tarde), destinos de trabajo (cocina, economato, office, etc.), actividades de ocio y tiempo libre (deporte en el polideportivo).

Sin embargo, este proceso de reinserción es personal, y no todo el mundo es capaz de aprovecharse de estas oportunidades que brinda el Centro Penitenciario, por lo que se podría decir que la reinserción la realiza el interno de manera personal; él sabe lo que le conviene y lo que no. Residir en un MdR puede ayudarle a resolver todas estas dudas: si cambiar de conducta o seguir actuando de la misma manera.

CARACTERÍSTICAS FÍSCAS Y ARQUITECTÓNICAS

No presentan unas características físicas y arquitectónicas especiales que las diferencien del resto de módulos. Sin embargo, están mejor cuidados y conservados que cualquier otro del centro penitenciario. Esto se debe a la implicación que tienen los internos en mantenerlo limpio e higiénico.

CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LOS INTERNOS

La población reclusa que hay dentro de un MdR es variada. La mayoría suelen ser internos que han cometido delitos sexuales y económicos. Suelen ser personas que tienen una fácil y rápida adaptabilidad debido al riguroso compromiso con el cumplimiento de las normas de convivencia de este tipo de módulos.

El proceso de selección de internos se ve modificado por las siguientes circunstancias:

  • Nivel de exigencia que se va a aplicar en el módulo, en concreto si va a ser un Módulo de Nivel 1 (exigencia básica), Nivel 2 (exigencia media) o Nivel 3 (exigencia alta).
  • Programas de tratamiento que van a integrarse en la estructura del Módulo.
  • Control especializado para evitar el consumo de

Una vez que se definen estas variables, llega el momento de seleccionar a los internos que van a ocupar el módulo. Es importante seleccionar un determinado número de internos que tengan capacidad para funcionar como responsables de grupo.

En comparación con otros módulos, éstos suelen ser bastante más tranquilos y sociables que otros del Centro Penitenciario. Están mejor cuidados, parecen más nuevos por la implicación por parte de los internos en mantenerlo ordenado y limpio. Sin duda, la estancia en prisión se hace más fácil y digna cuando se reside en un módulo de este tipo, donde los conflictos son casi inexistentes entre internos y funcionarios.

ESPECIALIZACIÓN DE LOS FUNCIONARIOS

No se necesita una especialización previa ni específica para trabajar en este tipo de módulo, tan solo el tener ganas de apostar por esta innovación e implicarse en las tareas con los internos, ayudarles en todo lo posible en su proceso de reinserción y resocialización. Los funcionarios de vigilancia van a desempeñar un papel esencial en el desarrollo y funcionamiento de un MdR. Los beneficios que van a obtener son evidentes: menor conflictividad, diferente tipo de relación interpersonal con el interno, rol más positivo, etc.

No se está buscando solamente la puesta en marcha de un experimento penitenciario a desarrollar en un espacio limitado, sino que también se quiere conseguir que todas las personas que habitan o trabajan en una prisión conozcan otra forma de vivir y de trabajar asumiendo los roles este nuevo modelo.

OBJETIVOS DEL PROGRAMA

Los objetivos generales son los siguientes:

  1. Lograr un buen clima de convivencia y máximo respeto entre los internos del módulo que permita el posterior desarrollo de programas de intervención grupal e
  2. Favorecer la instauración de pautas de comportamiento
  3. Mejorar y aumentar la capacidad del sujeto de asumir responsabilidades personales comunitarias a través de la cogestión y la participación en las actividades del módulo y en los órganos de gestión.
  4. Conseguir una buena organización de la vida diaria y en base al orden, las actividades y el descanso.
  5. Conseguir que primen las conductas basadas en el respeto, la tolerancia, la solidaridad y la responsabilidad frente al individualismo como valores que posibiliten una convivencia positiva y el desarrollo personal.

Como objetivos específicos:

  1. Alcanzar un elevado nivel de limpieza orden y cuidado del entorno dentro del módulo.
  2. Lograr que se adquieran hábitos de higiene y autocuidados en los internos de módulos de
  3. Nivel alto de participación en actividades generales de mantenimiento de instalaciones y conservación de las
  4. Aumento de la oferta de actividad intramodular orientadas a facilitar el nivel de participación de los internos en módulos de
  5. Mejorar el nivel de participación de los internos en actividades específicas de Tratamiento, educativa, formativa y
  6. Conseguir una eficaz organización de la vida diaria del módulo mediante la autogestión.
  7. Conseguir un elevado nivel de resolución de conflictos en las relaciones interpersonales a través de la mediación.

COMO CONCLUSIÓN:

Este programa ayuda a contrarrestar el efecto de la prisionización fomentando valores pro-sociales y habilidades de relación interpersonal. Los MdR tienen una estructura y funcionamiento basada en el trabajo de grupo mediante las distintas comisiones que se reúnen periódicamente a fin de una gestión óptima de convivencia. Se trata de un nuevo modelo que está fomentando un cambio más flexible de organización interior y que demuestra tener un éxito visible en la práctica, ya que se encuentra implantado en prácticamente todos los establecimientos penitenciarios del país, mediante la fórmula del respeto, la convivencia y una adecuada y eficaz gestión de conflictos.

Notas

1 Jesús Alarcón Bravo. Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid. Fue nombrado en 1974 Inspector General de Instituciones Penitenciarias.

2 Criminólogo y penalista estadounidense. Fue el primer director del Departamento de Correcciones del distrito de Columbia en 1946 hasta su fallecimiento en 1965.

3 Término psicológico que hace referencia a la percepción que tiene una persona acerca de dónde se localiza el agente causal de los acontecimientos de su vida cotidiana.

4 Psicólogo estadounidense, considerado uno de los principales teóricos del aprendizaje social, una de las variedades de la psicología conductista.

5 Doctor en Psicología del desarrollo estadounidense. Creó en 1959 un cuestionario de 50 preguntas que sirvió como instrumento de medición cuantitativa de la autoestima.

6 Psicólogo estadounidense. Estudió psicología en la City University of New York y recibió su doctorado en la Universidad de Iowa en 1968.

7 Sociólogo y criminólogo estadounidense. Autor de “The Society of Captives” (1958).

8 Director del Centro Penitenciario de León.

9 Psicólogo y Director Adjunto del Centro Penitenciario de León.

10 Psicóloga del Centro Penitenciario de León.

 

BIBLIOGRAFÍA

Alarcón, J. (1978). El tratamiento penitenciario. Estudios Penales y Criminológicos, 15- 41.

Alarcon, J., y  Marco. A. (1968). La inteligencia en los delincuentes españoles. Madrid.

Baron, A. (1968). Autoritarism, locus of control, and risk taking. Journal of Psychology, 68, 141-143.

Clemmer, P. (1940). The prison community. Boston: Cristopher Publishing Co.

Coopersmith, S. (1959). A Method for Determing Tipes of Self Esteem. Journal of Abnormal and Social Psychology, 59, 87-94.

Smith, C., y Hogan, G. (1973). Criminal Law. London: Burke worth.

Sykes, G. (1958). The society of Captives. Princenton (N.Y.): Princenton University Press.

Secretaria General de Instituciones Penitenciarias. (2011). Módulo de Respeto. Manual de aplicación. Ministerio del Interior. Secretaría General Técnica. Gobierno de España. Recuperado de: http://www.institucionpenitenciaria.es/web/export/sites/default/datos/descargables/publi caciones/MdR_Manual_de_aplicacixn_acc.pdf

Valverde, J. (1991). La cárcel y sus consecuencias. Madrid. Popular.

Von hentig, H. (1968). La pena, formas modernas de aparición. España: S.L.U. Espasa libros.

 

Muchas gracias por leernos, ¡juntxs somos más fuertes!

Comparte nuestros contenidos a través de las redes sociales. Puedes encontrarnos enInstagram, Facebook, LinkedIn, Twitter y YouTube