Hoy os traemos un artículo diferente a los que hemos publicado hasta ahora. Seguro que muchos de vosotros habéis cursado alguna asignatura o habéis oído hablar sobre la relación entre el consumo de drogas y el comportamiento delictivo. Nuestra compañera Dafne Cepeda que es experta en drogodependencias nos expondrá a continuación una breve introducción sobre la farmacología de las benzodiacepinas, los patrones de su consumo y los impactos que estas producen en la población.

¿Cómo relacionaríais está información con los patrones delictivos? ¿Qué influencia puede tener los consumos descontrolados de benzodiacepinas en el comportamiento criminal? Hoy queremos oíros, ¿Qué se os ocurre? Os leemos.

La problemática de las benzodiacepinas

Por Dafne Cepeda
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¿Qué son las benzodiacepinas y cómo actúan?

Actualmente la sociedad tiene normalizado el consumo de benzodiacepinas, ya que no saben realmente que es lo que están tomando y consideran que esparecido a la toma de cualquier analgésico común. Por tanto, es importante explorar los principales efectos adversos e impactos que este tipo de sustancias producen tanto la vertiente de “uso recomendado” como para la dependencia o mal uso.

A las benzodiacepinas se las conoce como  “sustancias depresoras del sistema nervioso central que producen efectos hipnótico-sedantes, anticonvulsivantes y relajantes musculares​” ​ (Larger Brancolini y Lopez Montoro, 2006). Por tanto, se trata de sustancias relajantes con un gran número de aplicaciones clínicas, a pesar de que, como todo psicofármaco, presentan una serie de riesgos y efectos secundarios a tener en cuenta a la hora de consumirse (Gómez,  2012). Precisamente porque supuestamente presenta menores riesgos para la salud son el principal sustitutivo de los barbitúricos. Aun así, la deshabituación se debe realizar de forma progresiva, valorando para cada paciente el protocolo de retirada a seguir, ya que de lo contrario los efectos se pueden llegar a revertir. (Smith y Tett, 2010)

Entonces, si son fármacos, ¿qué es lo que los lleva a clasificarse también como una droga?

Pues el hecho de que cumplan con los criterios estandarizados para las sustancias adictivas:
Tolerancia y dependencia física, propiedades psicoactivas, propiedades gratificantes, consecuencias a su retirada y pérdida de control sobre la conducta de autoadministración (Adan y Prat,  2010).

Su vía de administración suele ser sublingual,con una rápida acción y en escasos casos, se administra por vía rectal, aunque el inicio de acción no sea tan rápido. Son sintetizadas en el hígado y las proporciones que podemos encontrar en sangre, oscilan entre el 1% y el 30%, dependiendo de las porciones. Las benzodiacepinas pueden ser de vida corta, intermedia o larga y se administrarán de un tipo u otro en función de las necesidades del paciente. Precisamente al tener vidas dispares, la mezcla de las mismas o el consumo sin pauta puede llevar a efectos adversos y trastornos relacionados como los mencionados a continuación:

Efectos adversos: Excesiva sedación, interacciones no deseadas con otros medicamentos, deterioro de la memoria, efectos estimulantes (mayor excitación, incremento de nivel de ansiedad, pesadillas, alucinaciones, comportamiento hiperactivo o agresivo y empeoramiento de convulsiones en pacientes epilépticos)

Trastornos relacionados: depresión, embotamiento de las emociones, “anestesia emotiva” o incapacidad de sentir placer o dolor, dependencia (con dosis o no terapéutica), tolerancia, adicción.

¿De qué datos disponemos respecto a su consumo?

Según datos de Azparren Andía y García Romero (2005) el consumo de benzodiacepinas entre 1992 y 2006 había incrementado en un 20-30% y esperaban que este incremento se duplicara en los 10 años siguientes. Estos datos parecen congruentes con los del DrugReport de 2018 que ponía de manifiesto la alarmante cifra de un 39% de suicidios relacionados con el consumo de estas sustancias y sus efectos adversos.

En el Plan Nacional sobre Drogas de 2016 se indican las poblaciones diana que tienen que tener más precaución el consumo de estas sustancias. Por una parte, los jóvenes, que son minoría pero su consumo, aunque recetado por estrés, tensión o ansiedad, se está viendo incrementado. Cabe mencionar, que el consumo temprano de otro tipo de estupefacientes en este tipo de población puede llevar a un mayor consumo de benzodiacepinas en edades más tardías. Por otra parte, la población de entre 35 y 45 años que consumen de manera más crónica. Y por último, los mayores de 64 años principalmente si son mujeres y que siguen consumiendo tras un inicio a los 40 años.

Se ha observado una gran diferencia entre los patrones de consumo y las afectaciones del mismo entre géneros. Las mujeres son una población de mayor riesgo al ser más proclives a sufrir trastornos psicológicos asociados estando un 2%por encima de los hombres, cuando son ellos los que tienden a estar un 2.2% por encima de las mujeres en problemas de consumo de drogas en general. Por otra parte, también presentan un mayor riesgo por tener más dificultades para adaptarse a las políticas contra drogas. Esto provoca que acaben desarrollando una mayor dependencia a la sustancia y traten de ingeniárselas más para conseguirla. Se han encontrado casos de compra-ventas en el mercado negro, recetas falsas, intimidaciones en farmacias o dispensatorios e incluso, tráfico ilegal de las mismas.(Blanco, et al., 2007).

Debido a la grave alarma que supone el consumo sin control de benzodiacepinas y sus graves efectos adversos entre otras drogas, el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales e Igualdad (2017) de España está intentandoque en 2024 se hayan reducido los daños asociados al consumo de sustancias con potencial adictivo y los ocasionados por las adicciones comportamentales mediante la elaboración de políticas antidrogas orientadas tanto a los consumidores, como a su contexto y familia para contribuir a una sociedad más saludable, informada y segura.

Conclusiones

Las benzodiacepinas constituyen una droga legal como el alcohol o el tabaco pero es importante ser consciente de las consecuencias de su consumo descontrolado y sin prescripción médica. Es imperante informar a la población general y a los usuarios en particular de los posibles efectos adversos y las posibles interacciones de estas sustancias con otro tipo de drogas. Las benzodiacepinas están entrando en el top 3 de sustancias más consumidas en el mundo.

La retirada gradual del consumo es imprescindible para poder controlar el síndrome de abstinencia aunque aparezca en pocas ocasiones y sobretodo el efecto rebrote. Si se deja de tomar el fármaco de forma abrupta podrían aparecer los síntomas anteriores al tratamiento, de manera más recurrentes o con mayor magnitud provocando una situación de mayor malestar que la que se trataba de evitar.

Por último, es necesario que se preste especial atención a las mujeres al constituir la población de mayor riesgo de consumo y cronificación en él, así como el grupo que puede sufrir sus efectos adversos con una mayor gravedad. Este elevado consumo puede estar relacionado con su incorporación en el mundo laboral desde la década de los 50, la creciente responsabilidad que llevan a sus espaldas o el intento de poder llevar una vida en familia, luchar por el bienestar de la gente de su alrededor y estar ellas mismas, felices con su día a día.

BIBLIOGRAFÍA

Adan, A. y Prat, G. (2010) Psicofarmacología. De los mecanismos de acción a las estrategias terapéuticas. Barcelona: Marge Médica Books.

Azparren Andía,A. y  García Romero, I(2015).Estrategias para  la deprescripción  de benzodiazepinas. Boletín de Información farmacoterapéutica deNavarra.

Blanco,C.,Alderson,D.,Ogburn, E.,Grant, BF.,Nunes, EV., Hatzenburhler,

ML., yHasin, DS.(2007). Changes in theprevalence of non-medical prescriptiondrug use and drug use disorders in theUnitedStates:1991-1992 and 2001-2002. Drug and Alcohol dependence,90, 252-260.

Gómez, M. (2012). Psicobiología. Manual CEDE de Preparación PIR.12. CEDE: Madrid

Larger Brancolini, F. y Lopez Montoro, F. (2006)  Manual de drogodependencias para profesionales de la salud. 2Ed revisada.

Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad (2017). Estrategia Nacional sobre adicciones 2017-2024.Páginas 23-26

Ministerio del Interior (2009).Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016. Madrid: Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas

Smith, A.J. y Tett, S.E. (2010) «Improvingthe use of benzodiazepines–isitpossible? A non-systematicreview of interventionstried in thelast 20 years». BMC HealthServ Res, 10:321-328

 

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