Hemos superado esta cifra de 1000 seguidores, tan importante para nosotros, y hemos querido recompensar a todxs con una entrevista muy especial. Albert Pedrosa responde a nuestras preguntas, uno de los criminólogos que se esta convirtiendo en un referente para muchos y muchas. ¿Quieres saber a qué se dedica y qué piensa sobre nuestra inserción laboral? ¡Adelante! ↓


Entrevista a Albert Pedrosa

Investigador en la Universitat Autònoma de Barcelona

 

Bienvenido Albert a CriminologyFair. Gracias por la entrevista. ¿Nos puedes contar un poco sobre ti para que los lectores te conozcan si ya no lo hacen?

Un placer. Mi nombre es Albert Pedrosa y tengo 27 años. Soy graduado en Criminología (Universitat Autònoma de Barcelona, UAB). Máster en Criminología y Ejecución Penal (Universitat Pompeu Fabra, UPF). Actualmente, soy investigador pre-doctoral en la UAB. Por si a alguien le interesa, mi twitter es @Albert_Pedrosa.

Como comentas, te dedicas a la investigación criminológica. ¿Cuál ha sido tu principal línea de investigación? ¿En qué estás trabajando en la actualidad?

Principalmente me he centrado en los efectos del encarcelamiento sobre las personas y en como estas se adaptan a la vida en prisión, tema que además es objeto de mi tesis doctoral. En concreto, he estudiado las variables que se relacionan con una mayor probabilidad de finalizar la condena de forma progresiva, esto es, obteniendo el 3er grado o la libertad condicional, y los factores que explican porque algunos individuos son sancionados durante su condena y otros no.

Por otra parte, junto a Aina Ibàñez, realizamos un proyecto financiado por el Centre d’Estudis Jurídics i Formació Especialitzada (a partir de ahora, CEJFE), donde entrevistamos a familiares de personas encarceladas para conocer la difícil situación que viven, sobre todo por las responsabilidades que adquieren y el poco apoyo estatal y comunitario con el que cuentan. 

Recientemente, junto a Cristina Güerri y Marta Martí, también criminólogas, hemos empezado un proyecto que analiza las diferentes estrategias en distintos países para la prevención del COVID-19 en las prisiones. Los resultados se van actualizando regularmente en nuestra web: https://covid19prisions.wordpress.com/ y también nos podéis seguir en Twitter a través de @Covid19Prisons

 
Albert Pedrosa, investigador pre-doctoral

Impresionante. Vistas tus temáticas en materia de investigación, ¿cuál es tu opinión sobre que el sistema penitenciario español funciona como una herramienta para la reinserción social de los presos? ¿Y si nos concentramos en la administración catalana? ¿Encuentras que existen diferentes entre ambas administraciones?

Es una pregunta difícil. Creo que al hablar de estos temas debemos diferenciar entre los conceptos de rehabilitación y reinserción. La rehabilitación se basa en la intervención sobre las necesidades criminógenas y factores de riesgo, mientras que la reinserción es un concepto más amplio y hace referente a que las personas, al salir de prisión, puedan desarrollar una vida como ciudadanos participando de la sociedad con unas condiciones de vida dignas que les permita tener un mínimo nivel de bienestar. Demasiadas veces centramos nuestros esfuerzos en lo primero y olvidamos lo segundo, especialmente en aquellos colectivos vulnerables o en posición de desventaja socioeconómica, como las personas extranjeras.

Respecto a la segunda pregunta, tanto la administración catalana como la del Estado comparten marco legal (si bien Cataluña tiene competencias) y, más importante, comparten finalidad, puesto que el artículo 25.2 de la Constitución establece que la finalidad de las penas de prisión será la reinserción social de los penados. Obviamente, al hablar de dos administraciones penitenciarias habrá diferencias en la gestión de los recursos y el desarrollo estructural del servicio (por ejemplo, el tipo de módulos que encontramos en las prisiones, o el número de unidades dependientes). Aun así, tenemos poca información de estas diferencias. En cambio, si tenemos una mayor disponibilidad de estudios y datos referentes al funcionamiento del sistema catalán, tanto a nivel universitario como por los estudios de centros como el CEJFE. Los estudios de este centro muestran que la reincidencia penitenciaria tras un periodo de 5 años en Cataluña no llega al 40%, cifra positiva, pero nos falta (bajo mi punto de vista) esa misma cifra para el resto del Estado para poder comparar. 

Hablas de vida digna, de colectivos vulnerables una vez salen en libertad definitiva. ¿Cómo afecta a los vínculos familiares de los presos el hecho de estar en prisión en nuestro país?

Junto con Aina Ibàñez realizamos este proyecto que comentaba antes, donde entrevistamos a familiares de personas encarceladas aquí en Cataluña. Nuestros resultados muestran que las familias prestan apoyo en la mayoría de las fases del encarcelamiento (antes, durante y después), aún con una falta de recursos estatales y comunitarios para dar apoyo a estas familias. Pensemos en todos los costes que el encarcelamiento tiene para familiares, tanto económicos como emocionales: desplazamientos, estigma social, etc. Además, el propio sistema carga a las familias con esta responsabilidad, ya que se espera que sean estas quienes acojan a la persona una vez sale de prisión, sin tener en cuenta que hay familiares que pueden, de forma legítima, no querer dicha responsabilidad. Para terminar, quiero matizar que cuando hablamos de familias, casi siempre hablamos de mujeres que terminan ejerciendo este papel de apoyo, con lo que las implicaciones de género son claras.

Entonces, ¿consideras que el apoyo familiar, de algun modo, facilita una progresión adecuada a la libertad? ¿De qué forma? ¿Es el factor más importante?

El apoyo social, en concreto el familiar, es uno de los factores relevantes para incrementar las posibilidades de reinserción y progresión. El vínculo familiar no solo da apoyo emocional para superar las situaciones angustiosas que implica estar encerrado en prisión, sino que también es una fuente muy importante de apoyo instrumental; esto es, la familia puede ayudar ingresando dinero en el peculio, trayendo ropa, o ya cuando está en régimen abierto, acogiendo a la persona y prestando apoyo económico. Sin embargo, no es el único factor que puede contribuir a la reinserción, de hecho, muchas personas que han delinquido llegan a prisión con estos vínculos familiares ya presentes. Otro factor de reinserción muy relevante, por ejemplo, es el acceso o retorno al mercado de trabajo. A veces, el propio sistema promueve o responsabiliza mucho a las familias, como si fueran las únicas que pueden apoyar la reinserción, pero pensemos en todas esas personas que no tienen familia (o que esta no quiere asumir legítimamente esta carga), y en las personas extranjeras que a veces han venido solas. En esos casos, el Estado y la comunidad deberíamos ejercer ese rol de apoyo. Cuando hablamos de apoyo familiar, debemos entender que es un factor positivo más, como cuando hablamos de los factores de riesgo: presentar uno nos dice poco, pero cuantos más acumulas mayor probabilidad de delinquir. Esto es lo mismo, el apoyo es muy importante, pero es tan solo uno de los elementos que pueden llevar a la reinserción social. 

 
Centro Penitenciario de Mujeres de Barcelona, conocido como la prisión de Wad-Ras.
Foto: Albert García, El País.

Has nombrado la perspectiva de género. Si nos centramos en las mujeres presas, ¿presentan desventajas respecto a los hombres? ¿Cuáles? ¿Pueden desde los centros penitenciarios disminuir la desventaja?

Sí, las presentan. El hecho de que la inmensa mayoría de condenados sean hombres hace que contemos con menos recursos, centros y equipamientos para los módulos o centros de mujeres, con lo que se invisibiliza y no se atiende tanto a sus necesidades. Hay numerosos estudios de autoras que destacan esta falta de atención a las necesidades de las mujeres presas y como la prisión es también una institución que puede estar influida o puede reproducir las desigualdades de género que existen en nuestra sociedad. En cuanto al perfil de las mujeres presas, estas suelen provenir de situaciones de desventaja socio-económica y en muchas ocasiones han sufrido situaciones de violencia en sus vidas antes de prisión. Además, no debemos olvidar que, aunque presas, siguen siendo madres, hijas y hermanas que siguen cuidando a sus familias, aún con el estigma de »mala mujer» que se suma al de »delincuente».

Lo que se debe intentar conseguir es que la prisión no sea una nueva losa en su camino y permita romper esta espiral de victimización y desventaja, dando oportunidades. Sería interesante plantear que en la medida de lo posible cada vez más mujeres accedan a alternativas a la prisión o a mecanismos de cumplimiento en la comunidad, atendiendo a su situación social.

Existe una gran diferencia entre el número de mujeres y de hombres en prisión.  ¿Por qué crees que existe tanta diferencia?

Claramente. Además, es común en todas las sociedades la existencia de esta brecha de género. En España, la delincuencia de las mujeres supone entre el 10 y el 20% del total (varia bastante, dependiendo del año), mientras que el % de mujeres encarceladas oscila entre el 6 y el 8%. Esta enorme diferencia en el encarcelamiento proviene de las diferencias en la delincuencia entre hombres y mujeres. Al respecto, la criminología aun no ha dado con la causa de estas, aunque hay mucha literatura y aproximaciones interesantes, como las que ponen las causas en los roles que la masculinidad y feminidad tradicionales imponen. En todo caso, sí es cierto que el % de mujeres encarceladas en España es de los más altos de Europa. Esto se suele atribuir a que el código penal español (CP) prevé penas muy altas y condiciones duras de ejecución, que en concreto afectan a las mujeres que cometen delitos de tráfico de drogas, las llamadas »mulas». Sin embargo, en una investigación que realicé en 2018 con datos sobre condenas, estos también indicaban que muchas mujeres reciben penas de prisión por delitos patrimoniales leves (hurtos), con los cuales nuestro CP es especialmente punitivo. 

Cambiamos de tercio para hablar sobre la criminología en el mercado laboral actual. ¿Cómo ves la inserción laboral del criminólogo actualmente en España? ¿Qué crees que es básico para conseguirla?

Creo que estamos mucho mejor que años atrás, sin duda. Cuando se instauraron los primeros grados de criminología, las perspectivas y posteriores oportunidades aún eran muy limitadas (y en algunos ámbitos, inexistentes). Con los años y gracias a la formación de dichos grados, así como de grupos de profesionales implicados con esta disciplina, los graduados se han ido abriendo camino y dando a conocer a empresas y administración cómo es la figura profesional del criminólogo/a. Actualmente, con la creación de muchos colegios profesionales de criminología (como es el caso reciente en Cataluña y otras CCAA) se ha dado un paso muy importante, ya que están fomentando (y fomentarán aún más en el futuro) la inserción profesional de los nuevos graduados. Quizás el mayor problema es que la inserción aún se concentra demasiado en el sector privado, y el poder tener a criminólogos/as en instituciones públicas (como es el caso de las prisiones) es aún un reto por el que todos debemos luchar.

Albert, tu trabajas en el ámbito académico y docente. ¿Crees que las universidades (en todo el Estado) deben cambiar sus planes de estudio para adaptarse a la realidad y facilitar dicha inserción laboral o están debidamente diseñados?

La verdad es que solo conozco de cerca los planes de estudios de las universidades catalanas, así que me es imposible hablar en general. Creo que en general los grados de criminología tienen programas de estudios muy bien estructurados y no creo que no representen »la realidad». Cierto es que la sociedad cambia muy rápido y hay nuevas formas delictivas (ciberdelincuencia, crimen organizado) que muchos planes de estudio no pueden tocar con la profundidad que deberían. No obstante, deben ser los estudios de Máster los que fueran más específicos y complementaran la formación de los grados. Si a mí me preguntas, sí creo que hay una oferta limitada de Másteres de calidad en nuestro ámbito en España, y eso es algo que debería cambiar. Sí me gustaría defender el papel de las universidades como fuente de estos estudios, ya que la especialización práctica no debe dejar de lado a la evidencia científica. En todo caso, creo que deberíamos intentar evitar que en los grados existieran asignaturas de otras disciplinas como podría ser peritaje forense o criminalística que confundan a los estudiantes y además confundan a los potenciales empleadores acerca de lo que es la criminología. Personalmente, prefiero que en los grados expliquemos las teorías criminológicas, como son las prisiones, la situación de los colectivos estigmatizados, si ello implica perder un poco de especificidad en ámbitos más concretos. Vinculado con esto, los grados de criminología en España aún están muy relacionados con el derecho y la psicología, y creo que a veces se olvida de que el gran vínculo de la mayoría de las teorías de la delincuencia es con la sociología.

 
‘La especialización práctica no debe dejar de lado a la evidencia científica»

Los estudiantes y graduados en criminología tendemos a quejarnos constantemente de la falta de oportunidades laborales. ¿Crees que estamos haciendo algo mal como colectivo? ¿Qué nos dirías?

A nivel personal, no creo demasiado en que las personas no encuentren trabajo por no saber buscarlo. En todo caso, aquellas personas con más conocimientos de recursos podrán encontrar y acceder a mejores ofertas, pero si el sector profesional no tiene suficiente demanda de graduados, es muy difícil encontrar trabajo. Si ponemos toda la responsabilidad en los aspirantes a un puesto, por ejemplo, siempre tendrán ventaja quienes tengan más personalidad y menos timidez al afrontar las entrevistas, y eso no depende de la formación y los conocimientos con los que terminamos el grado. Por lo tanto, en primer lugar, es importante que haya suficientes ofertas en el sector.

Para ofrecer el contrapunto, sí creo que hay dos cosas que los graduados y graduadas podrían hacer y que en ocasiones no hacen con el suficiente rigor: la especialización y el desarrollo de competencias. Por especialización me refiero a que el grado de criminología da una formación esencial -pero general- de la disciplina y aspectos específicos, pero esa no es suficientemente específica para todos los tipos de actividades. Es decir, si quiero dedicarme a ser compliance officer en una empresa y solo he hecho una o dos clases del tema, da igual que sea criminólogo, debo buscar formación complementaria sobre esa actividad en concreto. Y en cuanto a las competencias, creo que los graduados en muchas ocasiones creen que diciendo que son criminólogos es suficiente para ser adecuado para un puesto de trabajo. Es cierto que un punto muy positivo de la figura del criminólogo es su multidisciplinariedad, pero hay muchas profesiones (e. g. tratamiento, prevención) que pueden ser desempeñadas perfectamente por otras figuras profesionales (educadores sociales, sociólogos, pedagogos). Por lo tanto, es muy importante saber explicar y defender las competencias específicas con las que contáis y pueden ser útiles para esa plaza. Siempre será mejor explicar que sabéis redactar y evaluar un programa de prevención, que no decir »soy criminólogo/a».

 

Gracias por esta gran entrevista, Albert. 

Para finalizar, si tuvieras que darle un consejo a los que quieren trabajar como criminólogos, el más importante, sea en investigación, docencia u otras, ¿cuál sería?

No creo que sea nadie para dar consejos así que seré breve: si os queréis dedicar a la academia, hacer un doctorado, hacedlo por vocación o porque queréis enfocar la tesis al mundo profesional, ya que hay mucha precariedad en el sector. Y ya más en general, pensad que de lo que queráis trabajar o investigar siempre habrá alguien que antes lo ha hecho (y mejor que vosotros), así que es muy positivo hablar con gente que esté trabajando donde nos interesa para saber cómo es y cómo funciona ese ámbito, o incluso las mejores maneras de acceder. Y, por supuesto, os deseo suerte. 

 

Muchas gracias por leernos, ¡juntxs somos más fuertes!

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