A raíz del confinamiento del COVID-19 en Cataluña se ofertaron muchas vacantes de dinamizador/a sociocultural en diferentes centros penitenciarios del territorio. Quizás a muchos de vosotros y vosotras os asaltara la curiosidad sobre qué papel juega esta figura en la vida diaria de las personas internas y en su rehabilitación. Hoy vamos a conocer todas estas curiosidades de la mano de Laura Marquès además de muchas otras experiencias que ha tenido en el campo de la criminología y concretamente de la mediación.

Laura Marquès Pellejà

Criminóloga y dinamizadora sociocultural en Departament de Justícia

Primero de todo, vamos a conocer a Laura…

Mi nombre es Laura Marquès Pellejà, tengo 26 años y soy natural de Girona, ciudad donde resido actualmente.

Me gradué el año 2018 del Grado en Criminología por la Universitat de Girona. Luego cursé el Máster en Mediación Profesional de la UPF Barcelona School of Management. Entre tanto, intenté acudir a cuantas más formaciones, seminarios y jornadas posibles, de diversa índole y que fueran de mi interés (drogodependencias, salud mental, resolución de conflictos y mediación, género, justicia restaurativa…). De hecho, sigo haciéndolo dentro de lo posible.

Mi experiencia laboral como criminóloga empezó con las prácticas que se incluyen dentro del grado. Estuve en SUARA colaborando en la impartición del programa formativo de educación vial para personas sometidas al cumplimiento de dicho curso como condición para la suspensión de la pena privativa de libertad.

Luego la misma cooperativa me dio la oportunidad de trabajar en el SPAAI La Muga, un centro de primera emergencia que acogía a los menores no acompañados. Estuve solo un breve periodo de tiempo puesto que en ese momento fue cuando me mudé a Barcelona, empecé el máster en Mediación y empecé también las prácticas extracurriculares que se ofrecían en éste.

Pude trabajar como facilitadora/dinamizadora en institutos impartiendo talleres que rondaban la temática de los ODS recogidos por la ONU. Sin embargo, lo que más me gustó y disfruté fueron las prácticas como mediadora penal que llevé a cabo con la fundación AGI. Aquí pude ayudar en la gestión de temas penales, derivados al departamento de justicia restaurativa de los juzgados penales de Badalona y de la Ciutat de la Justícia. Fue muy enriquecedor poner en práctica lo aprendido, tanto en el máster cómo en el grado, preparando y ejecutando junto con la mediadora a cargo las sesiones de mediación para llegar a un acuerdo favorable para ambas partes. Luego, por la implicación y trayectoria en el máster, colaboré dando soporte al equipo directivo en la dinamización de clases, programación, calendario y avaluaciones en la promoción siguiente del mismo máster.

Más adelante la vida me llevó a vivir a Mallorca poco antes del confinamiento que todos recordaremos. Contacté con el Servicio de Mediación Intrajudicial Civil para poder formar parte. Iniciamos un servicio voluntario de mediaciones online donde se nos derivaban casos desde la policía, asociaciones, juzgados… Luego se creó ASMED BALEAR a cuyos miembros tengo mucho que agradecer por dejarme formar parte de sus proyectos. Aunque se estaban moviendo muchas cosas, me llamaron desde el departamento de justicia para cubrir una vacante de técnica animadora sociocultural de forma temporal en el Centro Penitenciario Puig de las Basses así que volví a Cataluña con mucha ilusión por ejercer este rol.

Cabe añadir que, durante todo este tiempo, he trabajado de muchas otras cosas que nada tienen que ver con la criminología o la mediación. Sin embargo, me ha quedado claro que siempre podemos aportar algo nuevo a nuestro lugar de trabajo gracias a la innegable mirada crítica que nos aporta la criminología.

Cuéntanos un poco más sobre esta última ocupación, ¿Cuáles son tus funciones? ¿Aplicas los conocimientos adquiridos en el grado en Criminología? 

Actualmente trabajo como dinamizadora en el Centro Penitenciario Puig de les Basses. Las funciones encomendadas son diversas: la organización, realización y seguimiento de actividades que promuevan la participación de los internos del centro, fomentar su socialización, promover acciones y vivencias que favorezcan el aprendizaje de valores como la solidaridad, la convivencia, el civismo, etc. Y por supuesto, colaborar con el equipo de tratamiento cuando sea necesario.

Además, y dada la peculiaridad de los tiempos que estamos viviendo, con la pandemia actual debemos tener en cuenta que nuestra intervención va dirigida siempre a la prevención del virus y su contagio, a promover la salud, a prevenir las sobredosis, mejorar la salud emocional para la prevención del suicidio y a la ocupación saludable del tiempo libre.

Por un lado, en la ejecución de dichas tareas puedo decir que sí, aplico frecuentemente los conocimientos que caracterizan nuestros estudios. Las teorías criminológicas, la prevención del delito, psicología y sociología. También las materias metodológicas estudiadas me ayudan a valorar mejor mi intervención para ir mejorándola, puesto que cada día es distinto y se presentan nuevos desafíos. También utilizo mucho las técnicas mediadoras tales como la comunicación no violenta, la escucha activa, el parafraseo, las preguntas abiertas y la mediación en sí. En esta línea, me han dado la oportunidad de llevar a cabo mediaciones entre internos cuando ha habido conflictos no muy graves y también talleres de mediación para que así puedan gestionar mejor la convivencia que se ha dificultado con la pandemia.

Por otro lado, los conocimientos del sistema penal y penitenciario que nos brinda del grado me han sido más que útiles para entender los tiempos y el funcionamiento del centro.

Laura Marquès Pellejà
Criminóloga y dinamizadora sociocultural en el Departament de Justícia
En instagram como @culturamediadora

Y la gran pregunta, ¿Cómo accediste a este puesto? Cuéntanos un poco más sobre tu experiencia como criminóloga en otros sectores.

Justo durante el confinamiento salieron vacantes de técnicos animadores socioculturales en distintos centros penitenciarios de Cataluña. Creo recordar que fue el Col·legi de Criminòlegs de Catalunya quién lo divulgó en su bolsa de empleo. No dudé en apuntarme. Gestioné toda la documentación que se pedía y me esforcé mucho por transmitir en la candidatura mis posibilidades ante las funciones encomendadas y las ganas de llevarlas a cabo. Si bien me apunté en marzo, no me llamaron hasta diciembre de 2020 cuando pensaba que ya no tendría la oportunidad de entrar a trabajar en un centro penitenciario sin estudiar otra carrera y hacer así las oposiciones correspondientes. De hecho, actualmente estoy estudiando el Grado en Derecho.

Como decía al principio, tengo experiencia laboral muy diversa. He buscado distintas opciones de trabajo cómo criminóloga y/o mediadora, aunque sobre todo en las esferas penal y comunitaria.

Sobre si he ejercido anteriormente como criminóloga en otros ámbitos… Os diría que sí, aunque técnicamente no. Es decir, sí creo haber transmitido el valor añadido de nuestra profesión en trabajos del ámbito social, aunque no se solicite expresamente una carrera como la nuestra.

Por poner un ejemplo, cuando entré a trabajar en el SPAAI La Muga, que estaba recién creado, los profesionales tratábamos de hacer todo lo posible para que funcionara, aunque el engranaje no estuviera bien engrasado. Mis funciones reales fueron más bien de integradora/educadora, es decir, de intervención directa intentando mejorar la situación de los menores, su convivencia y su entorno. Sin embargo, no era la única criminóloga trabajando en el centro y pudimos dar nuestro punto de vista en las reuniones de equipo. Si bien por regla general los educadores conocían mucho más sobre intervención directa con menores, nosotras podíamos analizar de forma global lo que sucedía o podía llegar a suceder aplicando conocimientos criminológicos, victimológicos y de prevención.

De otra forma, también me son muy útiles los mismos conocimientos para enfrentarme a prácticas y trabajos relacionados con la mediación. Esto es así sobre todo en el ámbito penal y penitenciario porque al entender los procesos por los que una persona deviene víctima o agresora y conociendo el funcionamiento del sistema penal, es más fácil no juzgar a las partes cuando uno ejerce el rol del mediador. De hecho, se preservan mejor la neutralidad y la imparcialidad que caracterizan el proceso de mediación y aunque se pueda mantener esta equidistancia, la supervisión nunca está de más. Mis funciones cómo mediadora penal en prácticas (casi siempre bajo supervisión o en colaboración con otros mediadores del servicio) consistían básicamente en llamar a las partes del caso que se nos derivaba para citarlas, preparar y llevar a cabo las sesiones y redactar los acuerdos cuando los había.

Por cierto, para ser mediador penal es necesario estar habilitado como mediador sin que el grado universitario estudiado sea clave para acceder al puesto. Sin embargo, los mediadores penales de la jurisdicción de menores son funcionarios públicos y para acceder a dichas oposiciones no se contempla actualmente el grado en criminología. En este caso creo en los criminólogos cómo un perfil interesante para cubrir el puesto, en realidad, si están especializados en mediación no se me ocurre uno mejor. Otro lugar de trabajo que hoy en día está vetado para nosotros y que debemos luchar para que podamos ser tomados en consideración.

¿Crees que somos el mejor perfil para la dinamización sociocultural en prisiones?, ¿Qué aportamos a diferencia de otros estudios? ¿Salimos preparados desde el grado de Criminología?

La criminología en el ámbito de la animación sociocultural es un buen perfil, aunque por sí sola no el mejor. Una persona que se dedica a la dinamización y a la animación sociocultural debe tener habilidades que en el grado no se adquieren (al menos, yo no las adquirí).

Por ejemplo, en el grado en criminología nos enseñan a detectar factores de riesgo, de protección, necesidades no cubiertas; también nos enseñan sobre metodología, organización y evaluación de proyectos, etc. Es decir, aprendemos mucho sobre lo que se debería hacer, aunque no salimos preparados para la intervención directa. Las prácticas son escasas.

Entonces, el mejor perfil es aquel que tiene ese conocimiento, pero que además durante su etapa educativa/formativa/laboral o a partir de experiencias no formales, ha aprendido sobre dinámicas y relaciones de grupo, sobre motivación y liderazgo, sobre recursos comunitarios, culturales, de ocio y tiempo libre, etc.

Esto lo veo así porque un animador sociocultural podría trabajar en colectivos muy dispares. Si concretamos y analizamos el mejor perfil para trabajar como técnico animador sociocultural en centros penitenciarios o con colectivos susceptibles de cometer delitos, los conocimientos en criminología darían ese plus necesario para realmente ser mejor perfil que otros con estudios de base distintos.

A propósito, el criminólogo sí es un perfil muy necesario en el sistema penitenciario. No de dinamizador, no solapando la función de otros profesionales sino como una figura adicional que trabaje en colaboración con el resto del equipo y así poder participar en el diagnóstico y tratamiento de los internos, dado que podemos conseguir favorecer la reinserción que justifica la pena privativa de libertad.

¿Es común ver a criminólogos/as en el departamento de justicia y en el área de animación sociocultural? ¿Cuál es el camino para trabajar en este ámbito?

En el departamento de justicia me consta que hay algunos profesionales trabajando como juristas del equipo de tratamiento que tienen estudios en criminología. Concretamente en el área de animación sociocultural dentro de dicho departamento no he conocido personalmente ninguno, pero no lo descarto en absoluto. Durante la tanda de contrataciones de animadores socioculturales por COVID-19 a los distintos centros penitenciarios de Cataluña estoy segura de que hay otros criminólogos o criminólogas que, como yo, aplicaron a la oferta con las mismas ganas y suerte.

Si tengo que ser sincera, no sé exactamente cuál es el mejor camino a seguir para lograr trabajar de dinamizador/a en prisiones. En mi caso puedo decir que la experiencia como monitora en casales de verano y la experiencia en dinamización de talleres, fue clave para que tomaran en consideración mi CV. Claramente los estudios y prácticas en criminología y mediación favorecieron mi candidatura junto con los seminarios y cursos a los que había asistido.

En resumen, ¿Cuál crees que es la clave a la hora de encontrar empleo como criminólogo/a?

El mercado laboral actual es muy competitivo y aunque no lo sea solo para los criminólogos, es bien sabido que contamos con una dificultad añadida. Las oportunidades de trabajo son muy escasas por la no regularización en la administración de nuestra figura y por el desconocimiento del sector privado del perfil del criminólogo en nuestro país.

La realidad es que encontrar empleo de criminólogo se vuelve tedioso, desesperante, agobiante, difícil, exasperante… Sin embargo, y aunque muchas veces he necesitado compartir mi desencanto con el mundo laboral, me gusta verlo tal y como el Sr. Méndez se lo explica a Will en El Circo de las Mariposas “cuando mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo”.

¿Te apasiona la criminología? Especialízate, estudia el terreno, analiza tus opciones y los pasos que debes seguir para lograr tus objetivos. Date a conocer, forma parte del movimiento, de asociaciones, plataformas y bolsas de empleo. Debes estar en todo. Establece contacto con compañeros del gremio, crea redes de apoyo, comparte tus pesares y tus logros, ayuda, pide ayuda y nunca pares. Des de mi punto de vista, no menos útil es asistir a conferencias, charlas o cursos de inserción laboral para mejorar tus competencias a la hora de presentar candidaturas online o asistir a las entrevistas. 

¡Por cierto! Alguien me dijo una vez que quién no está en las redes sociales hoy en día… no existe. Poco después puse al día mi perfil de LinkedIn y creé uno en Instagram. De hecho, en CriminologyFair podéis hablar y aconsejar sobre las RRSS mucho mejor que yo.

¿Qué opinas respecto a las asociaciones y colegios profesionales en criminología? ¿Formas parte de alguna/o? Si es así, ¿Cuál es tu experiencia?

Me encanta que existan asociaciones y colegios profesionales en criminología para organizar el colectivo, defender y dar voz a nuestro colectivo y prestar apoyo a tanta gente sin referentes hasta ahora. En este sentido, os sigo en redes desde hace tiempo.

Soy colegiada nº73 del Col·legi de Criminòlegs de Catalunya. Cuando nació ni me lo pensé. Quería formar parte, colaborar con la cuota como mínimo y por supuesto, enterarme de todo lo que iría cociéndose a partir de ese momento. Mi experiencia con el Col·legi es en general buena, de hecho, me enteré de la vacante que ocupo actualmente por su bolsa de empleo. Sé que hay profesionales entusiastas y muy competentes trabajando para nosotros y, aunque está lejos de ofrecer las mismas prestaciones que otros colegios profesionales, la cuota tampoco es la misma.

¿Qué consejos puedes dar a un criminólogo/a que nos esté leyendo?

Es una pregunta difícil, yo sigo pidiendo muchos consejos. A decir verdad, tuve que trabajar mucho en mis expectativas. Lo que finalmente me sirvió fue informarme mejor sobre nuestro campo de empleabilidad. No desistir, no dejar de confiar en mis posibilidades y sobre todo seguir involucrada y no desvincularme del sector. No todo está en nuestra mano, pero sí lo está trabajar cada día para acercarnos a nuestros objetivos. Y en esto estoy.

No eches el freno. Cómo me decía una abogada que conocí… ¡GAS!

 

¡Muchas gracias por tu entrevista Laura!

Muchas gracias por leernos, ¡juntxs somos más fuertes!

Comparte nuestros contenidos a través de las redes sociales. Puedes encontrarnos en InstagramFacebookLinkedInTwitter y YouTube