En la entrevista de hoy volvemos a la Academia. Hemos tenido ya algunas entrevistas que nos han aportado información respecto a la carrera criminológica como investigador/a pero veamos la perspectiva de Asier Moneva y su trayectoria hasta llegar a trabajar en el Netherlands Institute for the Study of Crime and Law Enforcement (NSCR) y en The Hague University of Applied Sciences como investigador postdoctoral centrado en el componente humano del cibercrimen. 

Asier Moneva

Criminólogo e investigador postdoctoral en NSCR

 

Primero de todo, cuéntanos un poco sobre ti…
Me llamo Asier Moneva, soy maño de nacimiento, criminólogo de formación y acabo de entrar en la treintena. Me gradué en criminología por la Universidad de Salamanca (USAL),hice el Máster en Análisis y Prevención del Crimen en el Centro Crímina de la Universidad Miguel Hernández de Elche, y me doctoré en criminología en la misma universidad. Actualmente trabajo como investigador postdoctoral en el Netherlands Institute for the Study of Crime and Law Enforcement (NSCR) y en The Hague University of Applied Sciences.

He tenido varias experiencias profesionales, pero todas relacionadas con la investigación. Fue en la USAL donde tuve mi primer contacto con un grupo de investigación—la Unidad de Análisis de la Conducta Criminal—a través del prácticum del grado. Después, realicé mi trabajo fin de grado bajo la tutela de la Dra. Lina M. Díaz, quien me animó a perseguir una carrera como investigador. Al año siguiente trabajé como asistente de investigación en Crímina mientras cursaba el máster. Allí, tuve la enorme suerte de caer en las manos del Dr. José E. Medina, quien dirigió mi trabajo de fin de máster. Él me inculcó la pasión por la criminología ambiental y el análisis delictivo que definirían mi trayectoria. Y al año siguiente me involucré en todo tipo de investigaciones mientras realizaba el doctorado bajo la dirección del Dr. Fernando Miró, quien despertó mi interés por el cibercrimen.

¿Cuál podríamos decir entonces que es tu puesto de trabajo actual? ¿Qué tareas realizas diariamente en él?
Como investigador postdoctoral, mi función principal es la investigación académica. Mucha gente tiene una idea errónea sobre en qué consiste el trabajo de investigador. Lo cierto es que consiste, esencialmente, en leer y escribir. Esto es especialmente cierto para nosotros, los científicos sociales, ya que el “trabajo de campo” ocupa una mínima parte de nuestra dedicación.

En concreto, mis tareas diarias consisten en la redacción de textos científicos, la solicitud de financiación para proyectos de investigación, el análisis de datos, y la lectura de las últimas publicaciones científicas. También dedico una parte importante de mi tiempo a la gestión de los proyectos en los que soy investigador principal. Y, ocasionalmente, superviso investigadores júnior o doctorandos. Entiendo que pueda sonar aburrido para algunas personas, pero lo cierto es que es un trabajo apasionante, donde cada día te enfrentas a un reto distinto.

¿Cómo accediste a tu puesto de trabajo actual? ¿Cuál es el camino para trabajar en este ámbito?
El NSCR siempre ha sido un centro de referencia para mí. Por eso, en 2019 solicité una beca para realizar allí una estancia breve bajo la supervisión del Dr. E. Rutger Leukfeldt. Había conocido a Rutger anteriormente en congresos internacionales y esa conexión facilitó la concesión de la beca. Durante la estancia mi experiencia no pudo ser más positiva. Unos meses después, el NSCR publicó una vacante de investigador postdoctoral para investigar el factor humano del cibercrimen. Mi perfil encajaba muy bien con sus necesidades, así que no dudé en solicitar la plaza, y tras un proceso de selección competitivo me ofrecieron el puesto.

Yo diría que no hay un único camino. Es cierto que la carrera investigadora en España presenta un panorama desolador en cuanto a estabilidad laboral se refiere. De hecho, el porcentaje de personas que alcanzan un puesto fijo como investigadores es mínimo en comparación de todos aquellos que lo intentan. Debo decir es que yo todavía estoy empezando—soy lo que se conoce como “joven investigador”—y estoy lejos aún de disfrutar de ese tipo de puesto.

Cada investigador tiene su propio contexto y el mío también era único. Intentar descubrir una especie de “fórmula mágica” para trabajar en la investigación no es realista ni tampoco útil. Creo que sería un error tratar de imitar las carreras de los demás cuando las condiciones no son las mismas. Dicho esto, lo que a mí me funcionó fue la constancia y el trabajo duro. Aún no había terminado el grado y ya trataba de involucrarme en trabajos de investigación, de conocer a gente en este ámbito. Siempre he participado en congresos cuando he tenido la oportunidad, he tratado de relacionarme con otros investigadores, y de aprender cómo se trabaja en otros lugares. En definitiva, he tratado de sacar el máximo provecho de las oportunidades que he tenido.

¿Aplicas tus conocimientos de criminología en tu trabajo como investigador? ¿Consideras que para el trabajo que realizas los criminólogos tienen un buen perfil?
Sí, cada día. Como investigador, aplico conocimientos de teoría criminológica, de fenomenología del cibercrimen, de metodología de la investigación, y de análisis de datos a diario. Todo esto se empieza a estudiar en el grado, se machaca en el máster, y se expande durante el doctorado.

Respecto al perfil, la respuesta también es sí. Considero que para cualquier trabajo relacionado con el crimen y la seguridad—aunque se le añada el prefijo ciber—el criminólogo es el profesional idóneo para el puesto. Sí que es cierto que para determinadas especialidades los criminólogos harían bien en ampliar sus conocimientos. Por ejemplo, un criminólogo que quiera investigar sobre cibercrimen se beneficiaría de tener conocimientos de informática, programación, y ciencia de datos. Esto no se enseña en las titulaciones de criminología, así que yo he tratado de adquirir las nociones básicas por mi cuenta. Al principio tuve la sensación de que la curva de aprendizaje estaba muy inclinada, que iba a ser difícil progresar, y que no tenía la base necesaria, pero con el tiempo y constancia alcancé las primeras metas. Después el camino se allana. Y sin duda merece la pena el esfuerzo.

¿Qué cualidades debería tener un criminólogo para poder dedicarse a la investigación académica?
La verdad es que no lo había pensado nunca, pero me vienen a la mente los principios rectores del Netherlands Code of Conduct for Research Integrity: honestidad, escrupulosidad, transparencia, independencia y responsabilidad. Creo que estas cinco características dibujan una buena hoja de ruta para cualquier criminólogo que quiera dedicarse a la investigación académica, y no solo para los criminólogos sino para cualquier persona. Leí este hace poco, por recomendación del Dr. StijnRuiter, y debo decir que lo disfruté. Y es quecada vez me interesa más la ética de la investigación—será que me hago mayor.

 

Asier Moneva
Criminólogo e investigador postdoctoral en el factor humano del cibercrimen en NSCR

En tu caso, ¿Cuáles son tus principales líneas de investigación y porqué te decantaste por ellas?
Mi principal línea de investigación es el análisis y la prevención del cibercrimen, aunque también he trabajado otras líneas como la geografía del crimen, la victimización de menores, y las tendencias del crimen.

En la actualidad mi investigación se centra en el factor humano del cibercrimen, desde el que abordo temas como el proceso de toma de decisiones de los infractores en el ciberespacio, la cibervictimización, el desarrollo y adaptación de las teorías de la criminología ambiental al cibercrimen, y la prevención situacional del cibercrimen. Desde una perspectiva más metodológica, trato de profundizar en los métodos cuantitativos de investigación en criminología y en la ciencia de datos.

En cuanto al enfoque, siempre tuve cierta preferencia por la criminología ambiental desde que la estudié en la carrera. Supongo que me gustaba su marcado carácter aplicado y su aparente sencillez. Más tarde, el Dr. José E. Medina me sumergió en la disciplina y me educó en los textos de los grandes autores. Un día, incluso me regaló una primera edición de Crime Prevention Through Environmental Design, de Ray C. Jeffery. Es uno de esos libros indispensables—lo guardo con mucho cariño. José hizo que para mí las teorías de la criminología ambiental fueran como un puzle, y que me resultara fácil comprender dónde encajan las piezas.

¿El porqué del cibercrimen? Supongo que era inevitable. Mi trabajo de fin de grado sobre online child grooming fue mi primer contacto con el cibercrimen. En él, empecé a aplicar los enfoques de la oportunidad para analizar el fenómeno y hacer recomendaciones para su prevención. Mientras escribía mi trabajo, topé con las publicaciones sobre oportunidad criminal en el ciberespacio del Dr. Fernando Miró. Su trabajo fue inspirador y, más tarde, acabaría trabajando este tema con él durante mi etapa en Crímina. La bola se fue haciendo más grande y me fui especializando. Y lo que al principio parecía anecdótico se acabó convirtiendo en mi línea de investigación principal. ¡Tanto fue así que al final escribí mi tesis sobre cibercrimen!

¿Buscaste otras opciones de trabajo como criminólogo antes de llegar dónde te encuentras ahora?
No, no he trabajado en otro ámbito que no fuera la investigación.

¿Cuál crees que es la clave a la hora de encontrar empleo como criminólogo en el ámbito de la investigación?
Como he dicho, cada uno tiene su propia historia, pero creo que hay unas líneas básicas que sí se pueden marcar. Para mí la principal es la constancia. La investigación es un entorno muy competitivo donde hay pocas oportunidades en comparación con otros ámbitos laborales. Es muy posible que alguien que vaya a solicitar una beca se encuentre con pocas plazas, mucha competencia, y requisitos especialmente exigentes. Para conseguir una de estas becas hay construir un perfil competitivo, y no creo que sea cuestión de brillantez, sino de trabajo duro. Este es un caso como el de la fábula de la liebre y la tortuga; cualquiera puede hacer un buen año, pero para destacar necesitas ser constante durante muchos más.

Para solicitar contrato de investigación predoctoral, como las Ayudas para la Formación de Profesorado Universitario (FPU), también es muy importante el expediente académico. Y no sólo el vuestro, sino el de vuestro potencial director y grupo de investigación. Conseguir este tipo de contratos es la forma de hacer el doctorado mientras percibís un salario. No es gran cosa, pero puede marcar la diferencia. Por eso, os recomendaría que os esforzarais al máximo para obtener altas calificaciones en el grado. Mi visión personal sobre este tema es que puede llegar a ser bastante injusto con aquellas personas que quizás no han podido dedicar todo su tiempo y esfuerzo a tener un buen expediente, o que no han tenido las mejores condiciones para estudiar—porque tenían personas a su cargo o han tenido que trabajar. Por muy injusto que sea, las reglas del juego son las que son. Y a no ser que cambien, deberéis superar este obstáculo. Tratad de tener las mejores notas posibles.

Ganar visibilidad también pueden ayudaros a construir un buen currículum. En CriminologyFair sabéis bien que las redes sociales como Twitter o LinkedIn pueden ser un buen escaparate. Estas herramientas, si se usan bien pueden servir para hacer nuevos contactos, para divulgar vuestro trabajo, e incluso para encontrar trabajo. La visibilidad también se puede potenciar publicando, acudiendo a seminarios y congresos, contactando con gente que se encuentre en vuestra misma situación, participando en asociaciones, y conociendo gente nueva. Tened en cuenta que en esta época pandémica que nos ha tocado vivir la visibilidad se traduce en interacción online. Así que ya sabéis.

¿Qué opinas respecto a las asociaciones y colegios profesionales en criminología? ¿Formas parte de alguna/o? Si es así, ¿Cuál es tu experiencia?
Creo que el asociacionismo puede ser muy útil si se tiene la implicación adecuada. Los colegios de criminólogos persiguen una labor importante en este sentido: buscan visibilizar la figura profesional del criminólogo y dan a conocer las oportunidades laborales. El problema son las expectativas. Si tanto en asociaciones como en colegios sólo te inscribes y esperas a que te caiga un trabajo del cielo o te pongan en contacto con alguien es muy probable que te frustres. Esto no funciona así. Los que sacan más provecho de las asociaciones o colegios son aquellos que más se mueven. Si vuestro colegio organiza un evento, acudid. Y si vuestro colegio organiza algo y tenéis tiempo, tratad de participar—incluso como parte de la organización. Es cierto que eso exige una mayor dedicación, pero también lo que arroja mejores resultados.

Yo no estoy colegiado porque considero que los colegios todavía no ofrecen ningún beneficio a los investigadores que merezca la pena. Tampoco es su objetivo. Como alternativa, existen asociaciones para jóvenes investigadores, como la Red de Jóvenes Investigadores en Criminología (REJIC), cuyo propósito es ayudar a los jóvenes que se quieren dedicar a la investigación criminológica. Desde este tipo de asociaciones se dan a conocer las vías de acceso a la investigación; se visibilizan las oportunidades laborales en este ámbito; y se organizan eventos para abordar temas relevantes para el joven investigador, como la comunicación científica, el proceso de publicación, o la revisión por pares. Pertenecer a estas asociaciones es una forma de establecer contacto con otros aspirantes a jóvenes investigadores y compartir experiencias.

A mí siempre me ha gustado involucrarme en este tipo de asociaciones. De hecho, fui uno de los fundadores de SECUSAL: la Sociedad Estudiantil Criminológica de la Universidad de Salamanca. Para mí fue una experiencia muy gratificante porque al estar involucrado desde el inicio en la organización pude disfrutarlo al máximo. Además, echar horas extra en la organización tenía su recompensa; si traíamos a un ponente nosotros éramos los primeros en recibirlo, luego nos íbamos juntos a tomar algo, y allí nos reuníamos con los demás socios. Todos compartíamos intereses y al final del día aprendías un montón.

¿Qué consejos puedes dar a un criminólogo/a que nos esté leyendo?
Mi consejo es que sea constante, que sea buena persona, y que no desespere. Ahora bien, que sea consciente de que estadísticamente es muy difícil hacer carrera como investigador. Es importante que lo sepa de antemano, antes de meterse en un jardín con el nombre de “programa de doctorado” y de encontrarse con algo que le resulte inabarcable. También decirle que seguramente se vaya a encontrar con el fracaso muchas veces, pero que, si se cae, se levante y lo vuelva a intentar. Que insista. Qué queréis que os diga, yo he crecido con el lema de mi ciudad grabado a fuego: “Zaragoza no se rinde”. También hay momentos en la vida que son particularmente duros y te impiden centrarte en tu carrera. En este caso, debes saber que hay vida más allá de la academia.

Por otro lado, estamos acostumbrados a ver a otros académicos publicitando sus éxitos a los cuatro vientos: su nuevo libro, su enésimo premio, las decenas de conferencias que ha dado, los contratos que le han otorgado, y los proyectos que le han financiado. Pero detrás de todos esos éxitos hay muchos fracasos que no se ven. Tened en cuenta que incluso al investigador más exitoso le rechazan sus artículos en revistas, sus propuestas investigación en comités, no le han concedido ciertas becas, y no ha ganado todos los premios. Simplemente quiero ilustrar que el fracaso en la carrera académica es parte del trabajo. Si estáis dispuestos a afrontarlo, adelante, no os deis por vencidos e insistid. Si es lo que realmente os apasiona no os costará demasiado y tarde o temprano el trabajo duro dará sus frutos.

 

¡Muchas gracias por tu entrevista Asier!

Muchas gracias por leernos, ¡juntxs somos más fuertes!

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