Por Noelia Aranda
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La criminología y las teorías criminológicas han invisibilizado e ignorado a las mujeres como sujetos activos de investigación (tantos siendo víctimas como agresoras). La mayoría de ciencias se han basado en el androcentrismo. Por ello, durante la segunda ola del feminismo, las criminólogas de la época empezaron a revelarse para contrarestar la idea de que, por un lado, las mujeres tenían menos riesgo de ser víctimas de un delito que los hombres. Y por otro, naturalizar la delincuencia femenina y desmitificarla de estereotipos sexistas.
Con el surgimiento de la criminología feminista, aparecieron tres perspectivas principales, posicionándose cada una de ellas en puntos distintos:
En esa década y las siguientes surgieron tres teorías, acompañadas de dos libros, que han acabado teniendo la repercusión esperada. Por un lado, surgió una hipótesis que afirmaba que si las mujeres cometían menos delitos, era porque había algo en el género, en las características de las mujeres. Paralelamente, apareció la Tesis de la Liberación, que hacía referencia a la educación diferencial de hombres y mujeres en la sociedad como explicación. Mujeres y hombres han tenido roles distintos, ocupando ellos los espacios públicos y ellas los privados y esto explicaría las diferencias respecto a la criminalidad. Por tanto, a medida que las mujeres tomen más espacios públicos y escalen posiciones sociales, dicha criminalidad femenina se equiparará a la masculina. Finalmente, la teoría de la Desigualidad de Género sugería que las relaciones de poder patriarcales llevaban a la existencia de desigualidad y, por tanto, abocaba a las mujeres a la marginalidad y pobreza económica. A mayor igualdad, menor delincuencia femenina, debido a que dos factores de riesgo de las mujeres son la pobreza y la marginación.
En cuanto a los libros controvertidos de la época, destacan »Sister in Crime» de Freda Adler (1975) y »Women and Crime» de R.J. Simon (1975). Ambas coincidían con la Tesis de la Liberación y creían que la delincuencia femenina iba a aumentar exponencialmente con el tiempo. Sin embargo, las dos obviaron en sus investigaciones las relaciones de poder y el patriarcado, por lo que quedaron obsoletos para la siguiente generación de criminólogas y criminólogos.
Esta generación de profesionales de la criminología feminista sí se centró en el estudio del sistema patriarcal, publicándose en los años 90 dos libros relevantes. En primer lugar, Carol Smart publicó el libro »Women, Crime and Criminology», donde criticaba las tesis y libros de Lombroso. Smart proponía eliminar todas las teorías criminológicas que no aportaran nada a la criminalidad femenina y construir una nueva perspectiva, una criminología trasgresora.
El otro libro fue »Towards transgression: new directions in feminist criminology» de Maureen Cain. Como Smart, criticaba a la Criminología tradicional por el abandono y olvido de la mujer como delincuente. Maureen defendía investigar desde la construcción social de género. Afirmaba que ello se podía hacer a través de tres estrategias: la reflexividad, la deconstrucción y reconstrucción de las investigaciones criminológicas tradicionales.
En la actualidad la criminología feminista se ha especializado en cinco áreas de estudio (Beltrán, 2010):
- Estudio de mujeres o jóvenes delincuentes: ¿qué tipologías delictivas cometen estos dos grupos?
- El tratamiento del sistema de justicia: ¿qué trato reciben las mujeres y adolescentes por parte del sistema de justicia? Se distinguen dos tratos diferenciados, por un lado, el sistema es más blando con ellas ya que las considera seres débiles y sin capacidad de decisión (paternalismo). Por otro lado, el sistema es más duro con ellas que con sus pares masculinos, ya que se considera que se salen de la moralidad que deberían representar.
- Bandas juveniles/Pandillas callejeras.
- Violencia en la pareja: ámbito de estudio muy desarrollado por las criminólogas feministas estudiando las causas, su perpetuación en el tiempo y la dinámica relacional.
Por último, la criminología feminista actual promueve el rechazo a la realidad única, no aceptando la ciencia como androcéntrica y promoviendo el estudio de las mujeres y hombres por igual. Por tanto, el debate actual se encuentra en la creación de una nueva criminología que no parta de teorías ya establecidas centradas solamente en los hombres.
Bibliografia:
Adler, F. (1975). Sisters in Crime: The rise of the New Female Criminal. New York. MacGraw Hill.
Beltrán A. (2010). Criminología feminista. Estado del arte y presencia en Latinoameérica. Universidad de Buenos aires.
de la Cuesta, P.M. (1992). Perfiles criminológicos de la delincuencia femenina. Revista de Derecho Penal y Criminología, 2.
Durán, L. M. (2005). Apuntes sobre criminología feminista. pp. 1-15. Disponible en: http://www.criminologiaysociedad.com.mx/wp-content/uploads/2017/12/Apuntes-sobre-criminologia-feminista.pdf
Maqueda, M.L. (2014). Razones y sinrazones para una criminología feminista. Madrid. Editorial Dykinson.
Simon, R. J. (1975). Women and Crime. Massachusetts. Lexington Books.